Escrito para la plataforma Lowpost.
Si se puede resumir el maravilloso poder de la poesía en nuestro idioma indudablemente debe hacerse en tres palabras: Gustavo Adolfo Bécquer. Sus versos a veces tan cortos y a veces tan extensos reflejan el estado volátil del ser humano. No es fácil dibujar en palabras melodiosas una tragedia tan dramática como la muerte de una niña y el posterior ritual de su funeral, solo una persona como Bécquer tenía ese talento, su producción está cargada de oscuridad la cual a veces es imperceptible.
La composición de la que se habla en el párrafo anterior se encuentra en una de sus obras más famosas la cual lleva por nombre sencillamente “Rimas”, que contiene algunos de sus más potentes e inolvidables versos y que tuvo que ser reescrito y recopilado por sus amigos al perder el primer borrador en un incendio.
¿Qué es poesía? dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
G.A. BÉCQUER. RIMAS
En dos sencillos reglones este hombre fue capaz de definir como muy pocos no solo el concepto del género literario sino de la percepción que tenía del amor, no sabemos si triste o feliz pero claramente entendemos que la palabra “tú” apela a alguien muy importante en su vida.
Esa es la magia de Bécquer, que al transitar por sus palabras es inevitable que en la mente se dibuje como una película lo que se va leyendo, el sentimiento se sobrepone al texto y se puede casi que físicamente y de manera inconsciente sentir la emoción que el autor quería transmitir.
Las letras de España encarnan en este autor uno de sus más sofisticados artistas, digno de ser perpetuado en nuestras culturas y de ser explorado por nuevas generaciones como ejemplo de calidad y de sensibilidad excepcional.
“Dios mío que solos se quedan nuestros muertos”
G.A. BÉCQUER. RIMAS