Debo decirles…


No hagan planes porque jamás saldrán como los ha planeado, pero si ejecute cada plan dejando abierta la puerta para todos los cambios por venir, la forma de cumplir los sueños es colocarles una fecha y ese día hay que hacerlos realidad como sea, hay que llevarlos a a la realidad a cualquier precio. No sean jamás un inmigrante, siempre sean un viajero, nunca sean de una patria sino del planeta entero.
He aprendido que la felicidad está en las más pequeñas cosas porque dos minutos después de estar en Egipto, en Paris, en Roma o donde sea, lo primero que pides es un bar para pensar en tu pareja, siempre vamos a extrañar a quien se ama, lo tengamos o no.

A veces las practicas del fracaso son los verdaderos triunfos, uno siempre cometerá los mismos errores sencillamente porque uno prefiere creer que las personas son buenas a aceptar que son miserables, pero lo son, por eso, los fracasos muchas veces no son culpa tuya y por lo tanto no hay que sufrirlos.
Yo me negaba a perdonar y a aceptar que el tiempo lo cura todo, aun pienso así, pero puede uno vivir en paz sin perdonar, al fin y al cabo, la vida es inexorable y devuelve todo, por eso si uno actúa bien, la vida lo tratará bien y el final será agradable y si uno actúa mal el final siempre será atroz, no hablo únicamente de la muerte.

Personas como yo que jamás hemos tenido algo que se llama “hogar”, sea esto una casa, una patria, una familia, hemos aprendido a encontrarlo en las más pequeñas muestras de amor, por eso, para personas como yo, vale más una noche abrazados a nuestros hijos, nuestros amigos o nuestra esposa a una vida entera de lujos y paisajes.

He tenido unos meses maravillosos, intensos, multiculturales, de ganancias y pérdidas, de aprendizaje profundo. Las cosas no eran como yo las pensaba, las cosas eran como tenían que pasar y me acuerdo de lo que alguna vez alguien a quien yo considero muy vacío me dijo: “Nada es rápido, nada es fácil, nada es gratis, ese vacío tenía la razón”. Obviamente la idea no era suya.

Y aprendí que nada, absolutamente nada tiene más juez que yo y mi esposa me enseñó que para cambiar el curso de mi vida solo bastaba con ser honesto con las personas a quienes no había sabido hablarle. Mis enemigos ya son muy pequeños y mis amigos son muchos, he encontrado en ellos palabras de aliento. No necesitaba más, no necesitaba a New York, a Londres, a Madrid, no necesitaba una Fender, diez patrocinadores y un BMW, lo único que necesitaba era el amor de mi pareja, la compañía de mis hijas, la amistad profunda de mi hijo, el tiempo con mis buenos amigos y seguir haciendo lo que yo amo.

Igual… los sigo odiando más que nunca, no confíen en los colombianos, confíen en las buenas personas sean de donde sean. Por que eso es la vida, amar y odiar con la misma intensidad, pelear, denunciar, ser incómodo, cambiar el mundo, cada día, joder al que debe ser jodido y amar al que debe ser amado.
¿Para qué moverme si tenía todo? Y aun lo tengo.

Todo era parte de “mis pequeñas cosas”.

Foto de Pixabay: https://www.pexels.com/es-es/foto/bajo-la-seccion-de-man-against-sky-247851/

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